TRAS EL RASTRO DE LUPIN
Marisa Arias
 
Para los amantes de la novela negra se hace necesario creer en una verdad para resolver un crimen. Si dentro de este hablamos además del género detectivesco, no podemos olvidar sentar sus prebases para la búsqueda de esa verdad, la intuición, las pistas, la deducción o la observación, que nos llevarán a la investigación del hecho pertinente casi en formato 3D.

Si desde este plano echamos la vista atrás y pensamos en algún personaje que cuadre con estas precisas bases, nos viene a la mente automáticamente uno, el símbolo sobre el que se forjaron otros muchos nombres posteriores, ya sea en literatura, en el cine o en otras artes, pero que simboliza el 'todo' y como tal es el top. Pensaremos y seguiremos visualizando siempre a Sherlock. primer personaje reconocido que olfatea como el mejor sabueso en la escena y también el ingrediente primario de toda novela policíaco-detectivesca. ¡Y no nos equivocaremos, tranquilos! Es el icono mundial. Pero... ¿pudo haber habido un antecesor a este conocido detective privado de lupa, pipa, gorro cazador y violín? ¿O creció otro personaje solapado en otro punto del mundo entre las páginas y la mente de su creador, pudiendo coexistir los dos? Rotundamente no.

Sherlock Holmes y el doctor Watson
Ilustración de Sidney Paget
The Strand Magazine (1893)

 
Pero empecemos por el principio.

Nos situamos en un momento en el que la trama policial sale de su plano oscuro y se cuela en toda Europa en forma de genios que luchan contra el mal. Imaginemos un mundo donde el blanco y negro de las imágenes de entonces se superponen a una velocidad en que la mente humana nos lleva más rápido que el ojo para comprenderlo todo. El objetivo de un detective es recomponer cualquier hecho y buscar la verdad, con una serie de cualidades y un poder intelectual muy alto, haciendo casi trabajo de cirugía mental y uniendo las cosas 'evidentes y videntes' con las que no lo son tanto. Vamos, como resultado: un superhombre que juega con todo esto.

Echemos un vistazo a ese pasado descrito. Para eso tenemos que viajar a la Francia del siglo XIX, a un país que buscaba la modernidad y que políticamente costaría un pulso con el estado de Napoleón III y pronto la III República. O donde un Julio Verne nos ponía un mundo de ciencia, historias y ficción extraordinario por descubrir delante de nuestros ojos. O el nacimiento de la primera fotografía como tal junto al arte extremo. Pues, en medio de todo esto, existió un personaje, un “caballero ladrón o ladrón de guante blanco”, que salió de la cabeza y puño de Maurice Leblanc (1864-1941).

Este personaje se llamaría Lupin y se manifestaba en forma de serial y a modo de relatos formando las novelas que se aglutinarían en 20 libros.

Pero... ¿quién era realmente Lupin?

Arsène Raoul Lupin
nació en 1905. Fue un hombre que conocía el derecho, la medicina y otras artes como la esgrima, el boxeo, la prestidigitación, maestro de los disfraces, y que se defendía bien con el latín y el griego. Su venganza contra el desorden preestablecido de la ley le hace luchar contra la injusticia. Astuto, ingenioso, culto, fuerte, elegante y seductor. Eran motivos suficientes para conquistar a cualquier mujer. No sé si tendría algún pequeño defecto influenciado por su ego, tal como manifestaba Sherlock, pero seguro que era perdonable. Fue el “Sherlock francés”, nunca mejor dicho, pues ambos existieron al mismo tiempo. Hacer el bien sin ser malvado ni asesino. De eso se trataba.

Y así Lupin se convertirá poco a poco en uno de los personajes más célebres de la literatura policiaca dado su éxito.

Maurice Leblanc llegó a utilizar a Sherlock Holmes como antagonista entre sus capítulos de Lupin, pero terminó retirándolo ante la protesta de Sir Arthur Conan Doyle. De este modo, optó por cambiar ese nombre por el de Herlock Sholmes o algo así... Pero esa es otra historia.

Volvamos al presente.

Quién sabe si veremos un posible 'crossover' de Sherlock Holmes en la actualidad y con matices literarios de otro siglo. Mientras, mi consejo, es que no perdáis de vista esta serie:

Lupin, de Netflix, la adaptación en el siglo XXI de la novela Arsène Lupin caballero y ladrón.

 
Vivimos la fiebre de Lupin y la resurrección de su autor, Maurice Leblanc.

Pero ahora... giro la cabeza, es hora de irse. Un sombrero de copa, un monóculo, un bastón y unos guantes blancos que reposan en mi mesa de época color caoba hacen el resto.


¿Y tú? ¿Eres ahora de Lupin?

Febrero 2021, Málaga



MARISA  ARIAS (nombre real y no seudónimo con el que firmo en reseñas)
NACÍ EN RONDA (MÁLAGA) un  caluroso 13 de Julio de 1965.
MIS ESTUDIOS SE RESUMEN EN DOS: Magisterio (Universidad de Málaga)  e Idiomas (EOI) con experiencia en clases particulares, academias, sustituciones... dentro de la enseñanza.
Actualmente resido en  ALHAURIN DE LA TORRE (Málaga)
Mis colaboraciones  actuales de crítica literaria  con otras webs son: CULTURAMAS (a la que me uní desde hace algunos años), en SNN  colaborando en reseñas  de género negro y  en una revista filial  del grupo Púnica Granatum como es ZUBYAH  (recientemente) También en MOON MAGAZINE y reciente  la nueva etapa en ABRIR UN LIBRO que abrí en navidad. Muy ocasionalmente  escribo en EL COTIDIANO (Culturamas)  comentando series de TV cuando el tiempo me lo permite, aunque para ser exactos, por ahí fueron mis comienzos en este mundo de opinar sobre lo que uno lee o ve.
DE MI:
Me defino como positiva, alegre como un arco iris, amiga de mis amigos y malagueña por dentro y por fuera.
En casa  me faltarán siempre libros  aunque me conformo con tener  un poco de tiempo para leer al día, autores de ahora y de siempre. En verdad:
 ‘’Me  succiona  la lectura y me ata el género novela negra’’. Con parada y fondo en  ‘autores españoles’.
‘’Me ronronea’’ la idea, humildemente, de escribir una novela sobre un crimen con  los buenos elementos  de un  puzle  literario 'a lo Agatha Christie’ o Conan Doyle por lo mucho que me fascina su narrativa.  ¡Espero llevarlo a cabo algún día aunque resulte solo como inspiración!.”