José Salvador Ruiz

La mente humana es un laberinto insondable que solo puede recorrer su dueño. Cuando se trata de la mente de un escritor, no solo nos toparemos con pasadizos interminables, giros inesperados y callejones sin salida, sino con trampas mortales que serían la delicia del Rey Minos. Por fortuna, el escritor es Dédalo y, con su ayuda, trataremos de recorrer su obra, explorando los secretos que ocultan sus muros. Todos los meses un nuevo escritor nos brindará un atisbo al interior de su mente, de su proceso creativo y de cómo una idea se convierte en un libro.

 
Pasen, pero están advertidos. Lo hacen bajo su propio riesgo.

 

Osvaldo Reyes

 

Entrevista con JOSÉ SALVADOR RUIZ por Osvaldo Reyes
José Salvador Ruiz Méndez. Biografía:

Escritor transfronterizo y doctor en literatura mexicana por la Universidad de California, San Diego.  Profesor de literatura hispanoamericana en el Colegio del Valle Imperial. Es autor de los libros de ensayos Pájaros de cuentos. El cuento criminal bajacaliforniano y sus autores intelectuales [1982-2015] (2016) y Muertos en el tintero. La narrativa policiaca de Gabriel Trujillo Muñoz (2017). Es también co-compilador de Fuegos Cruzados. Ensayos sobre narrativa policiaca de fronteras (2018). Es autor de los libros de cuento Hotel Kennedy, Crímenes sueltos, Ni deis lugar al diablo y Lawless Border Towns así como de las novelas Nepantla P.I. y Hotel Chinesca. Es co-antólogo, junto con Iván Farías, de las antologías negras Nada podría salir mal y Máscara vs revólver. Y junto a Gabriel Trujillo Muñoz publicó Expedientes abiertos. Cuentos policiacos de la frontera México-Estados Unidos y Baja noir: Confesiones escritas. Ha recibido el Premio Nacional de Cuento Rafael Ramírez Heredia, el Premio Estatal de Literatura de Baja California en de cuento y ensayo y el Premio Regional de Cuento Ciudad de La Paz.

Bienvenido José y gracias por participar. Empecemos con algo sencillo.

Al leer tu impresionante biografía se puede evidenciar que compartes un amor por la literatura negra, pero también por la academia. ¿Qué tienes en mente al impartir tus clases? ¿Qué quieres que tus estudiantes descubran?


No puedo decir que mi infancia transcurrió en un hogar lleno de libros, porque no fue así. Mis lecturas consistían en pasquines de toda índole, me gustaba leer, pero no tenía acceso a “libros serios”. Ahora que soy maestro en la misma región fronteriza donde crecí, tengo eso en mente al preparar mis clases. Mi interés primordial es desarrollar el hábito y el gusto por la lectura en mis estudiantes. Creo que, desafortunadamente, prevalece la idea de que leer es aburrido y ese es el primer obstáculo que hay que vencer en la actitud de los estudiantes. Mi primer acercamiento a la literatura formal fue como estudiante de preparatoria (bachillerato), recuerdo el impacto que causó en mí la lectura de una novela y la discusión que tuvimos en clase. Después, ya en la universidad, el ir descubriendo autores y obras de distintos género y países, me fascinó. Recuerdo con nostalgia ese afán por seguir descubriendo nuevas lecturas que me abrieran un panorama intelectual y emocional nunca experimentado. Eso quiero que vivan mis estudiantes, que se den cuenta que en la lectura pueden descubrir otros mundos, pueden crecer como seres humanos y, por qué no, cuestionar sus propias certezas, poner a prueba sus prejuicios.

Varios de tus libros se enfocan en un escenario muy específico: los pueblos fronterizos. ¿Alguna razón para elegirlos?

Nací, crecí y vivo en una ciudad fronteriza. Más que una ciudad es una región binacional que vio la luz en los albores del siglo XX. Mexicali, la ciudad donde nací del lado mexicano, y el Valle Imperial, una región agrícola del lado estadounidense, crecieron de la mano en un desierto hostil una vez que lograron domar al río Colorado. La agricultura y el vicio hicieron que esta región creciera durante los primeros treinta años del siglo XX. Primero fue la agricultura la que tuvo un gran impacto en la región. Luego, en 1908 los pueblos estadunidenses prohibieron el consumo y la venta de licor, por lo que no tardaron en crear cantinas, prostíbulos, casinos y fumaderos de opio, entre otros negocios furtivos en Mexicali. Esto, además de la agricultura, le permitió a Mexicali crecer económicamente. Luego, cuando la prohibición ocurrió a nivel nacional con la Ley Volstead en 1920, hubo un crecimiento aún más importante del sector turístico que vendía placeres para los prófugos de la temperancia del lado mexicano. Aquí hubo jornaleros de China, India y Japón que convivían con mexicanos y norteamericanos. Es una región con un escenario digno de novela negra y con una historia que se presta para el género.
   Me gusta contar desde lo que conozco, lo que respiro, disfruto y padezco. Esta realidad fronteriza alimenta mi ficción y a su vez, mi ficción transforma la realidad de esta región. Quiero narrar historias desde aquí, compartir esta vida fronteriza desde el lente criminal porque la frontera es un lugar de paso, pero también de fuga, de inicio, de oportunidades..

¿Cuál es tu opinión actual de lo que algunos críticos han llamado “Narcoliteratura”?

El término narcoliteratura es problemático, pero si vemos más allá del término y nos enfocamos en la producción literaria de temática narco podemos rescatar obras que valen mucho la pena. No tengo ningún prejuicio en contra de ese tipo de literatura, como en todos los géneros, lo que nos debe importar es la distinción entre buena o mala literatura. Se nos olvida que el inicio del hardboiled no se dio en las páginas de revistas de la alta cultura. El hardboiled nació también en un periodo violento y fue duramente criticado por su lenguaje soez, su descripción gráfica, entre otras cosas. Fueron autores como Hammett y Chandler los que dieron un giro al policial duro dotándolo de un lenguaje literario que fuera más allá de la acción y las balas. Algo parecido ocurre en la literatura de temática narco, surge también en un periodo convulso que no parece tener fin y vemos escritores como Élmer Mendoza que justo combina tramas policiacas con temáticas del narco.

¿Consideras que hay alguna diferencia entre el México que conoces y el que es plasmado en decenas de libros por autores tanto nacionales como extranjeros?

Sí, hay diferencias en la mayoría de los casos, y es natural. No es lo mismo crear una historia ubicada en un país que conoces solo por vacacionar o por lo que lees en los medios de comunicación, que crear historias del lugar donde vives y padeces día con día. Sin embargo, la perspectiva de un extranjero dentro de su creación literaria es tan valiosa como la de un residente del país cuando se hace con respeto a la gente y al país mismo. Si a esto agregamos que la historia crea personajes y atmósferas verosímiles pues estamos ante una obra de ficción y no hay que perder eso de vista.

¿Qué consejo le darías a un escritor extranjero que quiera ambientar su novela en México? ¿Qué error no debe cometer?

Investigar para poder crear escenarios y personajes creíbles. Creo que ahora es mucho más fácil con el acceso que tenemos a video, imágenes y todo tipo de información del internet. El error que no debe cometer es justamente crear personajes acartonados usando estereotipos y escenarios poco creíbles.

En tu proceso creativo, a la hora de querer contar una historia, ¿prefieres las novelas o el cuento? ¿Por qué?

Hasta el momento he escrito tres novelas, dos de ellas publicadas y la otra en proceso de revisión. Pero a pesar de que me gusta escribir novelas, se me da más el cuento. Sin embargo, mis cuentos tienden a ser un poco largos ya me gusta crear atmósferas que sean como personajes mismos. Disfruto visualizar los escenarios, los espacios donde mis personajes se desenvuelven y describirlos lo más fidedigno posible para que el lector pueda sentirse en esos espacios.

Se dice que los escritores son mañosos. ¿Tienes algún ritual al momento de escribir? ¿O al terminar?

No tengo rituales. Solo me despierto a las cinco de la mañana y me espera una taza de café para escribir. Al terminar un cuento o una novela me tomo una especie de descanso. Veo alguna serie o una película antes de pasar a otra historia de las que me esperan en archivos de apuntes.

En tus obras hay criminales como Manuel El Bull Mendoza o El Turco Valenzuela (Lawless Borders Towns) y hay detectives como Brígido Kalimán Nepantla (Neplanta P.I.). ¿Con cuál prefieres trabajar?

Me gusta trabajar con ambos tipos de personajes, criminales y detectives. El caso de Nepantla fue algo muy divertido, fue mi primera novela y la disfruté bastante. Pero en ese entonces no sabía que me dedicaría con seriedad a la literatura. Casi siempre la primera idea que se me viene al pensar en una novela o en un cuento es en crear un detective, sea este policía o detective privado. Pero tengo cuentos protagonizados por sicarios y, como en el caso del Bull o el Turco Valenzuela, por asaltantes de bancos. Disfruto mucho crear escribir dentro de lo que sería el policiaco, es decir, que haya investigación y resolución, aunque no siempre justicia. De ahí que mis dos novelas publicadas sean protagonizadas por detectives, por un lado tengo a Nepantla, el detective privado amateur y, por otro lado, a Armando Yee Ramírez, el policía ministerial chino/mexicano. Asimismo, he creado a otros personajes policías como Carmelo “el Bacanora” Armendáriz o Dominico “el Kótex” Aqueberro, un ex policía septuagenario obligado a jubilarse que se dedica tanto a investigaciones complicadas como a asuntos ilegales. También tengo otro detective privado que situó en el Mexicali de los años cincuenta, Pantaleón “el Bógart” Barbosa. Así como tengo hombres y mujeres que representan la ley también he creado personajes que están del otro lado como Pablo Macabeo, el Redentor, quien es un sicario que cree seguir los mandatos de Dios y hace su trabajo sucio quitando asesinos y narcos de en medio.

Todos los escritores tienen alguien que los ha inspirado. ¿Cuál es tu escritor favorito? ¿Cuál de sus libros hubieras adorado ver escenificado en México?

Carlos Fuentes fue quien me inspiró a querer ser escritor, pero, si bien escribió una novela de espionaje, no era escritor de policiaco. No tengo un escritor favorito como tal, pero me gustan mucho Dennis Lehane y Volker Kutscher, por mencionar dos estilos distintos. Me hubiera gustado ver escenificada una novela como Babylon Berlín en México.

¿Escribes con un plan de trabajo o eres liberal a la hora de contar tus historias? ¿Cuántas horas al día dedicas al oficio?

Soy más liberal a la hora de contar mis historias. Si bien, en algunos casos, hago ciertos esquemas que intento seguir, a la hora de escribir rara vez los cumplo y termino dejando que la trama me lleve hasta donde tenga que llegar. Le dedico por lo menos dos horas diarias, me encantaría poder dedicarle más tiempo, pero por cuestiones familiares o de trabajo me es imposible. Sin embargo, cuando la carga laboral no es pesada puedo dedicarle más tiempo a la escritura. Claro, no todo es escribir, gran parte del tiempo también lo dedico a la investigación para el cuento o la novela.

Gracias por dedicarnos tu valioso tiempo para responder estas preguntas. Te dejo el espacio para que le dediques algunas palabras de despedida a los lectores que han llegado a esta entrevista gracias a la Semana Negra en la Glorieta.

Amigos de la Semana Negra en la Glorieta, ha sido un placer responder a estas preguntas. Los invito a continuar disfrutando de esta excelente página y les envío un afectuoso saludo desde la frontera México-Estados Unidos
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Osvaldo Reyes (Panamá, 1971)
estudió medicina en la Universidad de Panamá y luego se especializó en Ginecología y Obstetricia en la Maternidad María Cantera de Remón. Actualmente labora como médico especialista en la Maternidad del Hospital Santo Tomás, donde también ejerce funciones como Coordinador de Investigaciones. Es profesor de la Cátedra de Obstetricia de la Universidad de Panamá y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
 

Ferviente lector y escritor del género negro, con ocho libros (El Efecto Maquiavelo, En los umbrales del Hades, Pena de muerte, La estaca en la cruz, Sacrificio, El canto de las gaviotas, El cactus de madera y Asesinato en Portobelo) y dos colecciones de cuentos (13 gotas de sangre y 13 candidatos para un homicidio) publicados a la fecha. Sus relatos forman partes de diferentes antologías (Escrito en el agua, Pólvora y sangre, Círculo de Lovecraft # 9) y es ganador del Primer Premio de Narrativa Corta (2017) del Panama Horror Film Fest. Osvaldo Reyes coordina la jornada dedicada al género negro en Latinoamérica de la Semana Negra en la Glorieta.