Disecando la mente del escritor (II), por Osvaldo Reyes

La mente humana es un laberinto insondable que solo puede recorrer su dueño. Cuando se trata de la mente de un escritor, no solo nos toparemos con pasadizos interminables, giros inesperados y callejones sin salida, sino con trampas mortales que serían la delicia del Rey Minos. Por fortuna, el escritor es Dédalo y, con su ayuda, trataremos de recorrer su obra, explorando los secretos que ocultan sus muros. Todos los meses un nuevo escritor nos brindará un atisbo al interior de su mente, de su proceso creativo y de cómo una idea se convierte en un libro.

 
Pasen, pero están advertidos. Lo hacen bajo su propio riesgo.

 

Osvaldo Reyes


Entrevista con Juan Bolea por Osvaldo Reyes
Juan Bolea. Biografía:

Escritor gaditano. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza, con la especialidad de Historia Moderna. Ha ejercido profesionalmente el periodismo desde 1984 hasta la actualidad, ejercitándose en casi todas sus facetas: columnismo político y cultural, reportaje, crónica de viajes, entrevistas. Actualmente dirige el Festival “Aragón Negro”; el ciclo “Escritoras españolas”; la Semana del Libro de Daroca, el Taller Literario de Pina de Ebro y el festival “Panamá Negro” entre otras actividades y gestiones culturales. Desde principios de los ochenta ha publicado novelas de intriga, aventuras y thriller psicológico. Está considerado como uno de los grandes exponentes españoles de novela negra y precursor de una renovación de la novela de intriga.

Bienvenido Juan y gracias por participar. Empecemos con algo sencillo. Al leer tu currículo destaca una especialización en Historia Moderna. Las historias de Martina de Santos, tu primera detective, se desarrollan gracias a estos conocimientos. Desde un cuchillo ritual mexicano (“La mariposa de obsidiana”) a moais en la isla de Pascua (“La melancolía de los hombres pájaro”). En los libros de esta saga, ¿eliges el periodo histórico que influenciará la investigación por alguna razón en particular? ¿La trama te indica dónde desarrollar la historia o es a la inversa?

Cuando en una de mis tramas policiales concurre una fuerte influencia de un periodo histórico concreto, normalmente revela un interés mío hacia esa época. De su detenido estudio y de la capacidad de esos conocimientos de entusiasmarme a lo largo del tiempo de maduración de la idea novelesca suele brotar espontáneamente alguna invitación a ficcionar, nunca en el plano histórico, sino en el presente, a veces basado en una fuerte carga histórica.

Sin embargo, cuando dejas a Martina para explorar un nuevo personaje, Florián Falomir, también dejas esa ambientación histórica que era casi un sello de la obra de Juan Bolea. ¿La retomarás en algún momento con Falomir o tratarás de enfocarte en otro tipo de casos?

En la serie de Florián Falomir, la base histórica, sobre todo en sus aspectos más intrigantes, misterios, reliquias, rituales, es mucho menor que en la serie de Martina de Santo por cuanto el perfil de Florián es más el del detective urbano que el perfil de Martina, mujer culta, cosmopolita, muy apegada al arte y a la historia.

Tus personajes principales, a pesar de haber compartido espacio en dos libros, son muy diferentes. Si se sentarán en un café a conversar, no en relación a un caso, sino en alguna especie de “cita a ciegas”, ¿crees que congeniarían? ¿De qué hablarían y quién pagaría la cuenta?

Sí, yo creo que se llevarían muy bien y que incluso colaborarían en casos comunes. De hecho, ya lo hicieron en una de las primeras apariciones de Falomir, en una novela titulada “Los viejos seductores siempre mienten”.  Martina es más seria, más distante, y seguramente más tímida. Todo lo contrario que Florián, siempre excesivo, humorístico y descacharrante. No creo que Martina le dejase que la invitara ni que se saliera con la suya. Empatarían en capacidad deductiva. Martina podría enseñarle a sufrir; y Florián a ella, a reír.

Los casos que nacen de la mente de Juan Bolea pueden tener soluciones sencillas o ser verdaderos acertijos que rivalizan con los más enrevesados libros de Agatha Christie. Como escritor, ¿cuál prefieres?

La mayoría de mis novelas coinciden en la intención de elevar la intriga a la máxima potencia. Por eso arrancan con un enigma que habrá que solucionar a lo largo del libro, sin un segundo de descanso. La solución nunca es fácil, y de ahí, espero, uno de los atractivos de mis tramas, que no se resuelven hasta el final, después de haber dado unos cuantos e inesperados giros. Pensar en esas tramas, diseñarlas, perfeccionarlas me lleva mucho tiempo, a menudo más que la propia escritura. De ahí que le dé un gran valor a mis argumentos, y que la mayoría de ellos se ajusten a este esquema de intriga clásica, mantenida a lo largo de la acción, complicándose, enrevesándose hasta el límite de lo veraz, pero ofreciendo al fina una explicación lógica. Si tuviera que destacar uno, me quedaría con la historia de “Sangre de liebre”, que me parece psicológicamente rica, además de un misterioso caso de asesinato.

Siguiendo la misma línea, ¿vas desarrollando la trama a medida que vas escribiendo o desde que tomas la pluma, ya sabes qué va a pasar en cada capítulo del libro?

Mis novelas están diseñadas, guionizadas de antemano. Los cambios o improvisaciones durante el proceso de escritura obedecen a la caracterización de los personajes, atmósfera, estilo, etcétera, pero la historia está determinada en su final desde el momento en que, una vez comprimida en una sinopsis muy precisa, comienzo a escribirla por capítulos.

Me imagino que has escrito libros usando solo una pluma y una libreta, así como historias directamente en un ordenador. ¿Es así o solo puedes escribir de una manera?

Bueno, yo escribo al viejo estilo, con plumas estilográficas y tintas de varios colores. Algunas de esas plumas son antiguos modelos de Parker, Montblanc, Pelikan… Tengo con ellas una relación particular, y su tacto y su caligrafía me ayudan a inspirarme. El ordenador lo utilizo para corregir los textos, nunca para escribir una escena.

Si en mitad del desarrollo de un libro se te ocurre una idea fantástica para otro manuscrito, tal vez hasta mejor de la que estás escribiendo, ¿qué haces?

Ponerme a escribirlo inmediatamente y abandonar por el momento el proyecto en el que estaba avanzando. Es la manera de no perder una buena idea y terminar ganando otra mejor.

¿Vas acumulando ideas para futuros libros? Si es así, ¿cómo seleccionas con cuál continuar?

Sí, tengo muchas ideas, y varios proyectos en los que espero trabajar más adelante. Cuando me pongo con uno es porque en mi cabeza ha madurado lo bastante como para poder confiar en que sus personajes y episodios resulten vivos e interesantes a los ojos del lector.

¿Qué hace Juan Bolea cuando pone el punto final de una historia? ¿Tienes algún ritual para festejar? ¿Cuánto tiempo de descanso mental te tomas antes de continuar con el siguiente manuscrito?

Suelo fumarme un buen habano para celebrar el final de un libro. Y no pasa mucho tiempo entre un trabajo y otro, apenas unas pocas semanas.

Hablando de rituales, ¿tienes alguno para escribir? ¿Un sitio obligatorio o cierta música de fondo sin la cual las musas no aparecen?

Puedo escribir en cualquier sitio, el lugar no es importante para mí. Sí las herramientas, las estilográficas, y un buen papel, liso y tamaño cuartilla.

De todos tus libros, ¿cuál es el que más trabajo te costó y cuál fue el más sencillo?

Las primeras novelas, las que escribí durante los años noventa, me llevaron mucho esfuerzo. Las últimas, cada vez menos. La nueva, “La noche azul”, que se publicará en enero de 2021, se ha resuelto en un proceso de redacción muy rápido, de unos pocos meses, aunque su planificación me ha supuesto otros tantos...

Gracias por dedicarnos tu valioso tiempo para responder estas preguntas. Te dejo el espacio para que le dediques algunas palabras de despedida a tus lectores que han llegado a esta entrevista gracias a la Semana Negra en la Glorieta.

Sencillamente, darles las gracias por dedicar unos minutos a acercarse a mi mundo más personal. A vosotros, por acercárselo. A mis lectores, toda mi gratitud por su cariño y apoyo. Ha sido un placer contaros tantas historias y espero poder seguir haciéndolo muchos años, muchos libros
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Osvaldo Reyes (Panamá, 1971)
estudió medicina en la Universidad de Panamá y luego se especializó en Ginecología y Obstetricia en la Maternidad María Cantera de Remón. Actualmente labora como médico especialista en la Maternidad del Hospital Santo Tomás, donde también ejerce funciones como Coordinador de Investigaciones. Es profesor de la Cátedra de Obstetricia de la Universidad de Panamá y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
 

Ferviente lector y escritor del género negro, con ocho libros (El Efecto Maquiavelo, En los umbrales del Hades, Pena de muerte, La estaca en la cruz, Sacrificio, El canto de las gaviotas, El cactus de madera y Asesinato en Portobelo) y dos colecciones de cuentos (13 gotas de sangre y 13 candidatos para un homicidio) publicados a la fecha. Sus relatos forman partes de diferentes antologías (Escrito en el agua, Pólvora y sangre, Círculo de Lovecraft # 9) y es ganador del Primer Premio de Narrativa Corta (2017) del Panama Horror Film Fest. Osvaldo Reyes coordina la jornada dedicada al género negro en Latinoamérica de la Semana Negra en la Glorieta.