Joyce Carol Oates

Reseña de «Rey de picas», de Joyce Carol Oates.  
Susana Gómez
«Un homenaje a Poe. Este perturbador y electrizante thriller de Oates no decepciona.» Kirkus Reviews

«Los problemas empezaron de la manera más inocente cinco meses, dos semanas y seis días antes.»

Sinopsis:
Andrew J. Rush ha conseguido el aplauso del público y la crítica, un éxito con el que sueña la mayoría de los autores. Sus veintiocho novelas policíacas han vendido millones de ejemplares en decenas de países y tiene un poderoso agente y un editor brillante en Nueva York. También tiene una amante esposa y tres hijos ya adultos, y es una gloria local en el pueblo de Nueva Jersey donde reside.
 

Pero Rush esconde un oscuro secreto. Utilizando el seudónimo «Rey de Picas» escribe otro tipo de novelas, violentas y espeluznantes: el tipo de libros que el refinado Andrew nunca leería y mucho menos escribiría. Su vida perfecta se viene abajo cuando su hija encuentra una novela de «Rey de Picas» y comienza a hacer preguntas. Al mismo tiempo, Rush recibe una citación judicial tras ser demandado por una mujer del pueblo que lo acusa de plagio. Mientras la reputación, la familia y la carrera de Rush peligran, los pensamientos de «Rey de Picas» se vuelven cada vez más malvados.

Opinión:

Joyce Carol Oates, es una autora singular.

En su larga y prolífica carrera literaria de más de cuarenta años, ha publicado más de 50 novelas, más de cuatrocientos relatos breves, una docena de libros de no ficción, ocho de poesía y otras tantas obras de teatro...

Es una autora siempre alabada por la crítica, detalle que sumado a lo anteriormente citado, la ha llevado a convertirse en una de las grandes figuras de la literatura contemporánea.

Pero lo que la convierte en singular, según mi opinión, es un detalle cuya pista podéis hallar en las primeras líneas de esta reseña, y reside en que
Joyce Carol Oates es una escritora capaz de cambiar de tono, de registro, sin inmutarse... eso sí, logrando conmocionar al lector en cierta medida.

En esta obra escrita en 2015, con lo primero que vamos a encontrarnos es con un capítulo de tan solo una página. Un capítulo aislado y desconcertante, donde se nos relata una agresión.

A continuación, en el siguiente, conoceremos a nuestro protagonista, Andrew J. Rush, un escritor de éxito con veintiocho novelas policíacas a sus espaldas, pero que como él mismo nos advierte, con unos problemas que comenzaron cinco meses antes.

A ese periodo mencionado, es al que vamos a retroceder llevándonos a Andrew como guía y narrador, esa técnica empleada es una narración preactiva, lo que comúnmente conocemos como racconto, es decir, un relato que nos hace retroceder hasta el inicio de esos problemas, y que poco a poco irá avanzando, facilitando datos de forma detallada, hasta alcanzar y dar sentido a ese primer capítulo del cual ya os he hablado; desde ahí, la narración continuará de forma lineal hasta llegar al desenlace.

Ya habéis conocido por tanto, algún dato sobre nuestro protagonista y sobre la estructura que encontraremos.

Pero en esta historia, hay alguien más; alguien que lucha por abrirse camino y ganar protagonismo; ese personaje es «Rey de Picas», álter ego de Andrew y que sirve para dar título a esta obra.

De
Andrew sabemos que además de tener una carrera brillante, está felizmente casado y es padre de familia; en cambio alrededor de Rey de Picas hay solo vacío.

Nadie conoce la identidad de ese escritor misterioso. Se sabe que sus novelas, día a día ganan adeptos, y que contienen una alta dosis de violencia; todo lo contrario a lo que se encuentra en la obra del protagonista. Ese es el motivo de que nadie pueda relacionar que tras el Rey de Picas se esconde el admirado Andrew J. Rush.

Pero dejadme que os hable de ese otro yo...

Joyce Carol Oates, la autora de esta historia, nos habla de algo real, algo que existe y que algunos podríamos calificar como desdoblamiento de la personalidad; un ejercicio del que muchos autores hacen uso por distintos motivos.

Existen los que escriben bajo seudónimo, los que buscan ocultar su identidad, para evitar que se les identifique en un texto, simplemente para mantener separadas vida pública de privada; y otros que hacen uso del heterónimo, es decir, cuando el autor crea una personalidad totalmente distinta a la suya y parece cobrar vida propia.

El uso de seudónimos o heterónimos, no es algo extraño de encontrar en nuestro día a día, basta darse un pequeño paseo por las redes sociales para comprobarlo.
 

Muchas veces es cuestión de preservar la intimidad y otras, en cambio, de liberar nuestro lado oscuro, así que no es extraño que eso también suceda en el mundo literario...

Conocemos a grandes escritores que a la hora de firmar sus artículos en la prensa, lo hacen o lo han hecho bajo otro nombre.

A mí, el que siempre me viene a la cabeza es nuestro famoso Larra, y ese nombre que más que en un seudónimo era un heterónimo, y que empleaba para firmar sus críticas mordaces, "Fígaro".

Pues bien, nuestro protagonista también va a hacer uso de ese juego empleando un heterónimo.

Él es el personaje correcto, el real, frente a Rey de Picas que no es ni más ni menos que su lado oscuro y secundario.

Rush le da rienda suelta a la hora de escribir esas novelas negras, depravadas y terribles; se libera en ellas de la carga emocional que arrastra, por lo tanto, podríamos decir que Rey de Picas es tan solo un medio para descargar la adrenalina, tan bueno como ir al gimnasio.

Mientras que Andrew escribe de día, Rey de Picas toma el control por las noches y compone sus historias cruentas. El problema va a surgir, cuando Rey de Picas, esa identidad ficticia y siniestra, intente poco a poco ganar espacio en la vida real.
 

Rey de Picas va a ir incorporando al monólogo interior de Andrew cada vez más comentarios perversos.

Vamos a ser testigos de una lucha interior, algo parecido a lo que vemos en la obra de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde.

Pero no penséis que solo en esta lucha interior se basa Joyce Carol Oates para crear el argumento. Oates construye otra historia paralela, es decir, un dos en uno, y enturbia la apacible vida de nuestro escritor, que va a ver como recibe una citación judicial tras ser demandado por plagio.

Y creo que ya os he dado demasiadas pistas...

Nos enfrentamos a un thriller con tintes de novela negra y altas dosis de suspense. A todo esto hay que sumarle el aporte metaliterario, porque las referencias a autores y obras de misterio y suspense, también va a ser algo que encontremos en grandes cantidades.
 

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Vamos a ver a a Richard Matheson, a Le Guin, a Lovecraft, entre otros muchos; y aunque ya he mencionado que algunos detalles pueden recordarnos a Jekyll y Hyde, las principales reminiscencias que vamos a encontrar, van a ser sobre la obra de Edgar Allan Poe, El gato negro y también de algunas historias de Stephen King, como Misery; La mitad oscura; o el relato La ventana secreta, jardín secreto.

Vuelvo al párrafo del comienzo para retomar una cuestión que comentaba allí, y así, abrir y cerrar esta reseña hablando sobre la autora.

La prensa, la crítica, etc... alaban la obra de Joyce Carol Oates.

Si habéis leído antes algo de ella, sabréis que no hace alarde de una gran prosa. Tampoco sus argumentos destacan por una gran originalidad, pero en cambio, hay algo mágico en sus narraciones; ese toque especial que sabe dar, que las retuerce convirtiéndolas en desasosegantes y atrayentes al mismo tiempo.

Los lectores nos sentimos tan atraídos por sus historias, como polillas a la luz.
 

Concretamente en esta narración, comprobamos que tampoco es excesivamente descriptiva; pero en cambio, podemos hacernos un retrato bastante claro y vívido de cómo son los personajes y los escenarios y ambientes por los que se mueven.

Dicen que muchas veces menos es más, y aquí Oates lo demuestra, nos regala tensión sin artificios, pero con un ritmo dinámico.
 

Si hay que poner alguna pega, lo hago sobre el final elegido; para mí, algo precipitado.

Creo que un par de capítulos más habrían servido para componer un final más enrevesado, más complejo, y que aportase ese giro final desconcertante, acorde con la introducción y el desarrollo de la trama.

No hubiese estado nada mal, jugar un poquito con la ambigüedad...


Autodidacta, amante de la literatura y defensora del libro clásico.
Colaboradora ocasional con editoriales, talleres literarios y clubs de lectura.
Administra el blog de reseñas literarias Susurros de Bibliotecas