RESEÑA DE «LA MANIOBRA DE LA TORTUGA», DE BENITO OLMO
Sandra C. Jarén
 
Seguro que muchos de vosotros os habéis topado alguna vez con la típica persona que da todo por supuesto sin siquiera comprobarlo, ¿verdad? Un ejemplo: te has caído, te has hecho mucho daño en el tobillo, has ido al médico y sin hacerte ninguna radiografía o resonancia te han dado el diagnóstico. Por desgracia, este ejemplo se puede extrapolar a cualquier profesión y a cualquier persona (nosotros también prejuzgamos a veces sin saber lo suficiente…). Por suerte, no todo el mundo se queda en la superficie y da todo por sentado, los hay que se cuestionan lo que sus ojos ven a simple vista e intentan ir más allá para abarcar el conjunto y poder opinar y/o actuar en consecuencia.

Manuel Bianquetti, inspector de la Comisaría Provincial de Cádiz (en la cual trabaja desde hace unos meses, el tiempo que hace que lo destinaron allí desde Madrid), pertenece al último grupo: alto, curtido y testarudo, no se deja llevar por la premisa “blanco y en botella, leche” ni por lo que digan sus superiores, y menos mal.
 

Debido a su testarudez, intuición y experiencia, Manuel se pone a indagar en el caso de una chica que ha sido asesinada, a pesar de no formar parte del equipo que lleva a cabo la investigación y de que sus compañeros de comisaría ya lo han dado por cerrado con la detención del único sospechoso. ¿Tendrá razón Manuel y sus compañeros se han pasado de ligeros o será él el que está equivocado? Sea como fuere, sus pesquisas lo llevarán a adentrarse en un terreno pantanoso que no le pondrá fácil la salida.



La maniobra de la tortuga es una novela adictiva, como un buen thriller tiene que ser, que te mantiene en vilo con el desarrollo de la trama, en la cual se entretejen temas de actualidad como la influencia del poder (o de los poderosos), la corrupción y los malos tratos y un tema atemporal: el amor. Por otra parte, su protagonista es de esos a los que el autor te obliga a coger cariño, sigue un poco, pero poco, el cliché de policía atormentado que le gusta beber un pelín de más, pero también te muestra la otra cara, la de una persona normal y corriente con sus virtudes y sus defectos, esclavo de parte de sus circunstancias pero, también, dueño de sus actos.
 

La maniobra de la tortuga es, en resumen, un claro ejemplo de que el thriller español nada tiene que envidiar al extranjero, lo pasamos igual de ‘mal’ y, además, nos resulta más cercano.

Benito Olmo, espero seguir leyendo las aventuras de Manuel Bianquetti durante muchos años más, así que tienes tarea.
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"Nací con libros debajo del brazo en vez de un pan y los convertí en mi profesión y en parte de mi ocio. Reseño para Anika entre libros, para Qué libro leo y, cuando puedo, en mi blog estandocallada.com" - Sandra C. Jarén