VENENOS - MEDICINA PARA ESCRITORES (II)
por Osvaldo Reyes
por Osvaldo Reyes
➤ Lección 1: Principios básicos
➤ Lección 2: Venenos microbiológicos
➤ Lección 3: Venenos vegetales (1)
➤ Lección 4: Venenos vegetales (2)
➤ Lección 5: Venenos vegetales (3)
➤ Lección 6: Venenos animales (1)
➤ Lección 7: Venenos animales (2)
➤ Lección 8: Venenos animales (3)
➤ Lección 9: Venenos químicos (1)
➤ Lección 10: Venenos químicos (2)
➤ Lección 11: Venenos químicos (3)
➤ Lección 12: Venenos poco comunes
➤ Lección 2: Venenos microbiológicos
➤ Lección 3: Venenos vegetales (1)
➤ Lección 4: Venenos vegetales (2)
➤ Lección 5: Venenos vegetales (3)
➤ Lección 6: Venenos animales (1)
➤ Lección 7: Venenos animales (2)
➤ Lección 8: Venenos animales (3)
➤ Lección 9: Venenos químicos (1)
➤ Lección 10: Venenos químicos (2)
➤ Lección 11: Venenos químicos (3)
➤ Lección 12: Venenos poco comunes
Lección 1: Principios básicos
por Osvaldo Reyes
por Osvaldo Reyes
"Bien, querida, para un galón de vino de saúco uso una cucharadita de arsénico. Le agrego media cucharadita de estricnina y solo una pizca de cianuro."
Arsénico y encaje antiguo – Joseph Kesselring
En las novelas criminales, principalmente durante la edad de oro de la ficción detectivesca, era frecuente el uso de venenos. Si el asesino quería deshacerse de un testigo peligroso o heredar una herencia, todo lo que tenía que hacer era vaciar el contenido de una bolsita de papel en el trago de su víctima y… ¡Voilá! Problema resuelto. Eso hasta que, por supuesto, el detective de turno se encargaba del caso.
Los venenos siempre me han fascinado. Crecí leyendo novelas de Agatha Christie, así que la influencia era de esperar, pero, dentro de las diferentes formas de matar, es un método elegante. Sin sangre, todo estéril y a distancia. Si el asesino quería que su víctima sufriera, tenía de donde escoger. Si prefería una muerte rápida e indolora, igual. Hay un arsenal de productos disponibles, tanto en el mercado como en la naturaleza, capaces de satisfacer las necesidades más exigentes.
Cuando Javier me propuso empezar con esta nueva sección, dedicada a los venenos y a su aplicación en la literatura negra, me vinieron a la mente cientos de libros. Trataré de hacer referencia a algunos de ellos cuando llegue el momento. Por ahora, les presentaré ciertos principios básicos que deben conocer si planean usar venenos en su próximo libro. Debo advertir que, si es para usarlo en el mundo real, seguir leyendo es su admisión tácita de que usted procede bajo su responsabilidad, saber y entender.
Hay muchas formas de clasificar a los venenos. Para fines de estas lecciones, lo haré según su fuente de origen (microbiológicos, vegetales, animales y químicos). Cada uno de ellos tiene sus particularidades que es necesario conocer antes de hacer uso de los mismos, so pena de cometer un error garrafal que, les prometo, será detectado por algún lector avezado. Veamos el siguiente ejemplo:
Es indispensable leer del veneno que van a utilizar. Detalles como sabor, presentación o si se puede disolver en líquidos o no. Si es soluble, ¿funciona igual en medios ácidos o alcalinos? Si se ingiere, ¿puede ser absorbido en el estómago o pasara de largo sin hacer efecto (como el veneno de serpiente, que tiene que ser inyectado)? En esas pinceladas está el éxito o fracaso de su trabajo. Los puntos a investigar incluyen:
•Forma de presentación.
•Olor.
•Color.
•Sabor.
•Solubilidad.
•Mecanismo de acción.
•Fuente (dónde se encuentra o de dónde se puede extraer).
•Dosis letal.
•Síntomas del envenenamiento.
•Antídoto o neutralizante.
El último punto parece innecesario. Después de todo, ¿para qué debo saber cuál es el antídoto, si la idea es matar a mi personaje? El motivo es sencillo: verosimilitud. Por ejemplo, en el 2008 un hombre de 29 años trató de suicidarse. Después de tomarse doce latas de cerveza decidió ingerir cianuro. El servicio de emergencia lo encontró inconsciente, con aliento alcohólico y con una frecuencia respiratoria de 45 (lo normal es hasta 20). Logró sobrevivir y confesó haber ingerido 1250 mg de cianuro (cinco veces la dosis letal). ¿Cómo sobrevivió? Los médicos que reportaron el caso sugieren que fue la ingesta de alcohol la que lo salvó. El cianuro se absorbe más rápido en ambientes ácidos, por lo que el volumen de alcohol presente en el estómago pudo demorar su entrada a la circulación del sujeto, retrasando su muerte lo suficiente como para permitir la llegada de los servicios de emergencia.
Si no quieren que su libro sea destruido por los escuadrones de lectores que se especializan en encontrar errores, les sugiero tomarse su tiempo. Si tienen duda, hay muchas personas o sitios a dónde dirigirse para encontrar respuestas a estas interrogantes. Lo importante es no escribir una escena, peor todo un libro, basado en un desliz que pudo ser evitado de haberse tomado la molestia de investigar.
Si no lo hacen por su propio prestigio y orgullo personal, háganlo por sus lectores. Ellos se lo merecen.
Los venenos siempre me han fascinado. Crecí leyendo novelas de Agatha Christie, así que la influencia era de esperar, pero, dentro de las diferentes formas de matar, es un método elegante. Sin sangre, todo estéril y a distancia. Si el asesino quería que su víctima sufriera, tenía de donde escoger. Si prefería una muerte rápida e indolora, igual. Hay un arsenal de productos disponibles, tanto en el mercado como en la naturaleza, capaces de satisfacer las necesidades más exigentes.
Cuando Javier me propuso empezar con esta nueva sección, dedicada a los venenos y a su aplicación en la literatura negra, me vinieron a la mente cientos de libros. Trataré de hacer referencia a algunos de ellos cuando llegue el momento. Por ahora, les presentaré ciertos principios básicos que deben conocer si planean usar venenos en su próximo libro. Debo advertir que, si es para usarlo en el mundo real, seguir leyendo es su admisión tácita de que usted procede bajo su responsabilidad, saber y entender.
Hay muchas formas de clasificar a los venenos. Para fines de estas lecciones, lo haré según su fuente de origen (microbiológicos, vegetales, animales y químicos). Cada uno de ellos tiene sus particularidades que es necesario conocer antes de hacer uso de los mismos, so pena de cometer un error garrafal que, les prometo, será detectado por algún lector avezado. Veamos el siguiente ejemplo:
"El Sr. Walter miró a su esposa con desprecio. Por suerte le daba la espalda, así que no pudo ver el odio en sus ojos. Sin que se percatara, enredada en los quehaceres de la casa, sacó una bolsita de tela de su bolsillo y vació el contenido en su vaso de jugo de manzana. Lo revolvió con cuidado y se volvió a sentar. Regresó su atención al periódico que leía, esperando el momento cuando ella se llevara el líquido lleno de estricnina a sus labios, sellando su destino."Si el caso fuera real, a la mañana siguiente vería la foto del señor Walter en la primera plana de algún periódico sensacionalista, acusado de “intento” de homicidio. ¿La razón? La estricnina es muy amarga y, para poder pasar desapercibida, debe mezclarse con líquidos o alimentos de igual o similar sabor, como un trago de gin-tonic. Vaciar una buena dosis de estricnina en un vaso de jugo dulce sería percibido por la potencial víctima apenas tomara el primer sorbo, con lo que lo dejaría. Si la esposa del señor Walter es inteligente, de seguro mirará a su “peor es nada” con la sospecha reflejada en sus pupilas.
Es indispensable leer del veneno que van a utilizar. Detalles como sabor, presentación o si se puede disolver en líquidos o no. Si es soluble, ¿funciona igual en medios ácidos o alcalinos? Si se ingiere, ¿puede ser absorbido en el estómago o pasara de largo sin hacer efecto (como el veneno de serpiente, que tiene que ser inyectado)? En esas pinceladas está el éxito o fracaso de su trabajo. Los puntos a investigar incluyen:
•Forma de presentación.
•Olor.
•Color.
•Sabor.
•Solubilidad.
•Mecanismo de acción.
•Fuente (dónde se encuentra o de dónde se puede extraer).
•Dosis letal.
•Síntomas del envenenamiento.
•Antídoto o neutralizante.
El último punto parece innecesario. Después de todo, ¿para qué debo saber cuál es el antídoto, si la idea es matar a mi personaje? El motivo es sencillo: verosimilitud. Por ejemplo, en el 2008 un hombre de 29 años trató de suicidarse. Después de tomarse doce latas de cerveza decidió ingerir cianuro. El servicio de emergencia lo encontró inconsciente, con aliento alcohólico y con una frecuencia respiratoria de 45 (lo normal es hasta 20). Logró sobrevivir y confesó haber ingerido 1250 mg de cianuro (cinco veces la dosis letal). ¿Cómo sobrevivió? Los médicos que reportaron el caso sugieren que fue la ingesta de alcohol la que lo salvó. El cianuro se absorbe más rápido en ambientes ácidos, por lo que el volumen de alcohol presente en el estómago pudo demorar su entrada a la circulación del sujeto, retrasando su muerte lo suficiente como para permitir la llegada de los servicios de emergencia.
Si no quieren que su libro sea destruido por los escuadrones de lectores que se especializan en encontrar errores, les sugiero tomarse su tiempo. Si tienen duda, hay muchas personas o sitios a dónde dirigirse para encontrar respuestas a estas interrogantes. Lo importante es no escribir una escena, peor todo un libro, basado en un desliz que pudo ser evitado de haberse tomado la molestia de investigar.
Si no lo hacen por su propio prestigio y orgullo personal, háganlo por sus lectores. Ellos se lo merecen.
Osvaldo Reyes (Panamá, 1971)
estudió
medicina en la Universidad de Panamá y luego se especializó en
Ginecología y Obstetricia en la Maternidad María Cantera de Remón.
Actualmente labora como médico especialista en la Maternidad del
Hospital Santo Tomás, donde también ejerce funciones como Coordinador de
Investigaciones. Es profesor de la Cátedra de Obstetricia de la
Universidad de Panamá y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Ferviente lector y escritor del género negro, con ocho libros (El Efecto Maquiavelo, En los umbrales del Hades, Pena de muerte, La estaca en la cruz, Sacrificio, El canto de las gaviotas, El cactus de madera y Asesinato en Portobelo) y dos colecciones de cuentos (13 gotas de sangre y 13 candidatos para un homicidio) publicados a la fecha. Sus relatos forman partes de diferentes antologías (Escrito en el agua, Pólvora y sangre, Círculo de Lovecraft # 9) y es ganador del Primer Premio de Narrativa Corta (2017) del Panama Horror Film Fest. Osvaldo Reyes coordina la jornada dedicada al género negro en Latinoamérica de la Semana Negra en la Glorieta.
Ferviente lector y escritor del género negro, con ocho libros (El Efecto Maquiavelo, En los umbrales del Hades, Pena de muerte, La estaca en la cruz, Sacrificio, El canto de las gaviotas, El cactus de madera y Asesinato en Portobelo) y dos colecciones de cuentos (13 gotas de sangre y 13 candidatos para un homicidio) publicados a la fecha. Sus relatos forman partes de diferentes antologías (Escrito en el agua, Pólvora y sangre, Círculo de Lovecraft # 9) y es ganador del Primer Premio de Narrativa Corta (2017) del Panama Horror Film Fest. Osvaldo Reyes coordina la jornada dedicada al género negro en Latinoamérica de la Semana Negra en la Glorieta.